miércoles, 6 de noviembre de 2013

Ver el monte y no el árbol...

Mi madre me hizo una historia el otro día. En un pueblo había un monte. Tenía pinos viejos, eternos, con raíces extendidas, algunos ya desgastados por el tiempo y el clima.
Muchos de esos pinos, a pesar de no dar mucha sombra, aún seguían dando frutos. Los más veteranos, apenas se mecían con el implacable viento que comenzaba a soplar.
En ese monte también había eucaliptus. Jóvenes, impetuosos, querían alzarse más alto y llegar al sol.
Eran flacos, no prometían mucho pero estaban ahí.
Como ahí estaban los arbustos de pitanga, olorosos y firmes. Ellos sí daban sombra y cobijo a los caminantes, aunque no suelen tener mucha altura.
Algunas malezas, chircas, también espinas adornaban ese monte.
Al final, contra la vía, una cruz enmohecida se mantenía firme tras unas rejas semi abiertas.
Un día vino un hombre.
Comenzó a cortar árbol por árbol.
Así fueron cayendo silenciosamente los viejos pinos, eucaliptus y malezas...nada quedó en pie.
El hombre pensaba: "¿para qué dejar este viejo pino? no da sombra, no sirve para nada". "Saquemos las espinas y malezas, estorban y afean el paisaje."
"Estos eucaliptus me pueden dar alguna ganancia, es lo único que se puede vender como leña".
De esa forma, el monte fue quedando desolado, campo pelado, campo de batalla silenciosa.
La cruz, antes cubierta de vegetación y madreselvas, ahora se veía más pelada y gris que nunca. Y las rejas habían sido cerradas.
¿Qué pasó por la cabeza del hombre para cometer tal atrocidad? Nunca lo sabremos. Nadie se quejó.
Así, como ese monte es la comunidad.
Hay viejos pinos, que no aportan mucho pero que están, son pilares fuertes en las desgracias.
También los jóvenes, eucaliptus, están ahí. Quizás no valgan mucho, pero están cuando se los necesita.
Aguantar un fuerte viento, los eucaliptus se amontonan y aguantan. Casi siempre son los primeros que caen, desorientados, desamparados. Sin respuestas.
Los yuyos y malezas, en toda comunidad que se precie de comunidad existen. Siempre habrá alguien que complique, enlentezca el crecimiento del grupo.
Las espinas, también son necesarias!
Nos recuerdan nuestros errores, nuestros pecados.
Y finalmente la cruz. Siempre la cruz queda, permanece.
A pesar del moho, la suciedad, las rejas.
Olvidada, criticada, respetada o ignorada.
Y también a veces pasa que viene un hombre, referente, importante y comienza a talar.
Comienza por los más viejos. Luego los jóvenes, que son más fáciles de tirar.
Lo que le sigue, es un trámite.
Pero, lo que nunca pudo ni podrá sacar el hombre es la cruz.
Podrá modificar su significado con palabras vacías, podrá ensuciarla con actos, podrá podrá.... o no.
Depende de cada uno de los integrantes de la comunidad. Y depende de Dios.
Alba - Irene











martes, 8 de octubre de 2013

Vete, tu fe te ha salvado...

Lectura del santo evangelio según san Lucas (17,11-19):

Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían: «Jesús, maestro, ten compasión de nosotros.» 
Al verlos, les dijo: «ld a presentaros a los sacerdotes.» 
Y, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias. Éste era un samaritano.
Jesús tomó la palabra y dijo: «¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?» 
Y le dijo: «Levántate, vete; tu fe te ha salvado.»
Palabra del Señor
(ciudad redonda.com)

Cuántas veces nos quedamos sin agradecer a Dios las bendiciones que nos manda.
Es la condición humana, en las alegrías nos olvidamos y en las desgracias nos acordamos.
Esto me trae a cuento la situación actual de los laicos de mi comunidad.
Cuando hay que pedir por algún difunto, se visten las mejores ropas, se va a misa, se reza.
Después en todo el año no se los ve en el templo.
Parecen más importantes los muertos que los vivos.
El Papa Francisco nos está pidiendo constantemente que nos hagamos cargo del hermano que sufre, del que está sin techo, del desvalido. Y sin embargo, seguimos pidiendo por los muertos,que estoy segura, están muy contentos donde están y no necesitan nuestras oraciones.
Acción más que palabras. Sin descuidar la oración.
Con los pies en el suelo, la mirada en el cielo y una piolita que nos comunique, como la cometa.


martes, 3 de septiembre de 2013

El Papa Francisco nos ha pedido que recemos por la paz en Siria este sábado: ayuno y oración.
Hablando con mi sobrina de 4 años, María Victoria, me he quedado sorprendida. Siempre me sorprenden los niños. Es que la tienen clara, somos los adultos que complicamos las cosas con palabras y pensamientos difíciles.
Ella me dijo: "tía, ¿sabés lo que descubrí? Que lo más importante del mundo son los besos, los abrazos, quererse siempre mucho..."
"No importa si no tenemos otro regalo para darte hoy que es tu cumpleaños, lo importante es darte muchos besos y                                                                                                         abrazos y decirte que te quiero."
Yo pienso que este es el mejor, más dulce y más claro mensaje de paz que he escuchado.
El sábado unámonos todos los cristianos por estas simples palabras: amor a nuestros hermanos.


lunes, 5 de agosto de 2013

Cuando los católicos perdemos la voz

En muchas ocasiones los católicos nos sentimos olvidados por la jerarquía eclesial. Somos laicos, pertenecemos al pueblo de Dios pero no se nos permiten ciertas cosas.
Entonces es más fácil apartarse, dejar que "los demás hagan"...
Jesús nos quiere protagonistas, activos, discípulos.
Y perder la voz hoy en día en la iglesia, ha significado la pérdida de fieles. Cuando escuchamos que dicen "ya no va nadie al templo". Se nos han quitado actividades, nos han desplazado.
Por eso, los laicos debemos recuperar, letra por letra, nuestro espacio en el proyecto de Dios.
Nuestro Papa nos lo está pidiendo, sobre todo a las mujeres.
Volvamos a las misas, a leer, limpiar, participar, levantar la mano, ayudar, colaborar o a donde se necesite nuestra presencia. Y si no es necesario que actuemos, simplemente acompañemos.
Somos piedras fundamentales, hagamos valer nuestra voz.

domingo, 7 de julio de 2013

Un nuevo sol se levanta...

El Papa Francisco, en una reunión con seminaristas, pidió que "la iglesia no siga la riqueza y los religiosos sean coherentes con su voto de pobreza."
"En este mundo en que las riquezas hacen tanto daño", dijo el pontífice, "los curas y las monjas tenemos que ser coherentes con la pobreza. Cuando vemos que el primer interés de una institución parroquial o educativa es el dinero, esto es una gran incoherencia", afirmó.
"Como decía San Francisco, tienen que evangelizar primero con el ejemplo y luego con las palabras", reiteró la necesidad de la pobreza en la Iglesia y aseguró que le "duele cuando ve a una monja o un cura con el último modelo de auto".
"Yo sé que el coche es necesario porque hay que hacer mucho trabajo e ir de aquí a allá, pero es mejor un coche humilde, si viene la tentación de un buen coche, piensen en los niños que se mueren de hambre", agregó.(Vatican.va)
Bravo Papa Francisco!!! Realmente estás removiendo las piedras como San Francisco. Por mi parte debo decir que en muchas parroquias y capillas de nuestro Uruguay podemos ver a sacerdotes en autos último modelo. Es lamentable, "haz lo que yo digo más no lo que yo hago"...
Muchos de ellos son mis amigos, gente con la que he compartido mucho, me han enseñado a caminar hacia Jesús, pero en algún momento han perdido la perspectiva.
Para alguien que es periodista, a veces se hace difícil no denunciar este tipo de cosas. Vemos estas realidades y usamos las redes sociales para tratar de hacer algo, hablamos con las autoridades eclesiales de turno, y nos damos cuenta que nadie reacciona.
Hoy el Papa les está pidiendo que reaccionen, que sean coherentes con la pobreza.
Por eso el título de este artículo: un nuevo sol se levanta...sobre la nueva civilización que nace hoy...una canción de la vieja Pastoral Juvenil que no ha perdido vigencia.
Cuando escucho las homilías del sacerdote me doy cuenta que todo lo que dice tiene que aplicarlo primero en su vida, no debe decirme a mí lo que tengo que hacer, tiene que cambiar él su forma de vida. Luego sí, quizás podamos sentarnos a conversar sobre cómo va mi vida, en dónde me perdí o dónde quedaron mis errores...
Ojalá lo que escribimos quienes nos preocupamos por estas realidades llegue al corazón de esos sacerdotes que están obnubilados por un auto, o la recaudación semanal de la misa. 
Creo que el cambio comienza siempre por uno, así que yo empiezo escribiendo esto.
Irene Pereira.



sábado, 25 de mayo de 2013

Nuevos fuegos, viejos fuegos...

Con la llegada del invierno la gente se recluye más temprano en sus casas, prenden las estufas, cocinan sobre las brasas.
Una costumbre que viene del campo, cuando las épocas difíciles, donde se comía lo que se podía.
Hago una comparación con lo que pasa hoy en nuestra iglesia.
Llegan esos momentos fríos, oscuros, donde sentimos que Dios está pero no lo podemos vislumbrar bien.
Nos recluimos más temprano en nuestras almas, intentamos calentarnos con el fueguito de sentimientos familiares, afectos que nunca morirán. Cocinamos esperanzas en brasas que están casi extintas.
Tiempos difíciles para algunos católicos.
Traiciones, olvidos, desplantes, desengaños. Y casi siempre provienen de personas muy cercanas.
Sin embargo el alimento espiritual no falta nunca. Jesús está siempre a nuestro lado, para compartir lo bueno y lo malo. Es importante que sepamos verlo en las pequeñas y sencillas cosas.
En este invierno que se viene con todo, en estas frías heladas de la mañana o en las nieblas eternas de la noche...no perdamos esa brasa que nos abraza, Jesús.




martes, 23 de abril de 2013

Subimos hasta Ella...

El 19 de abril se celebra en nuestro país el día de la "Virgen del Verdún", una tradición que la comunidad católica aquí ha seguido fielmente.
Hacia allí nos dirigimos como casi todos los años con mis dos sobrinos, para subir hasta la cima del cerro de este lugar privilegiado que tiene Minas, y rendirle homenaje.
Cuando llegamos, la misa ya había comenzado, con todos los representantes de la iglesia a pleno. Pero mis sobrinos estaban impacientes y comenzamos el ascenso.
El camino pedregoso y rojizo se hace corto porque a cada paso nos encontramos con gente que sube ansiosamente, otras que bajan con sus ojos llorosos.
Al borde del camino lleno de pastos, tenemos las estaciones del Vía Crucis, para detenernos, acompañar a Jesús en esos momentos, prenderle una vela y seguir viaje.
También hay descansos, sombras a las que nos pegamos para que se haga más fácil la subida sobre todo si vamos con niños. Una manzana, algo de agua y a seguir!!
Cuando llegamos a un borde, encontramos la cruz, las mujeres y allí nos detenemos.
Podemos seguir por otro camino alternativo, pero mi sobrino Gerónimo de 5 años me dice: "Para llegar a María, hay que pasar por Jesús, tía", con mucha convicción me lo dice. Y yo no hago más que pensar que este niño no necesita catequesis, que ya entendió todo.
Luego de la cruz, escalones de piedra, incrustados en el cerro.
Hacia allí subimos, porque al final está la Virgen esperándonos.
Los peregrinos de todo el país se juntan en un solo "Gracias". Algunas quinceañeras agradeciendo sus fiestas, algunos ancianos pidiendo por salud, padres y madres, vecinos, pidiendo por trabajo o dando gracias por la recuperación de algún enfermo.
Sacamos las velas, las prendemos, saludamos con un beso a la Virgen. Aquí arriba se puede sentir el poder de la fe.
Esa fe sencilla, silenciosa del hombre común, del trabajador, del sacrificado.
El descenso no es más fácil que la subida; las piedras sueltas hacen que uno resbale y tenga que apoyarse en un bastón para poder bajar.
Gente descalza cumpliendo promesas... Dicen que si nos llevamos una piedrita del Cerro del Verdún y le pedimos a la Virgen un favor, cuando se nos cumple tenemos que volver al Cerro y devolver la piedrita...dicen.
Mi sobrino Gerónimo me regaló este dibujo luego de haber subido 




















domingo, 14 de abril de 2013

Un premio para nuestro blog!!!


Nuestra amiga María Josefina nos ha honrado con este premio. Gracias amiga bloguera y a seguir evangelizando!!
"Aquí ostento mi Premiogato, me lo a otorgado Martha de Una Vida Católica en Construcción. Se lo agradezco muchísimo. Me dicen también que he de contestar unas preguntas y ahí van:
Edad: 62 años
Hobby: mis blogs. Al mismo tiempo son mi medio de evangelización. así que, hobby, misión y alegría van juntos.
Libro favorito: El Catecismo de la Iglesia Católica. suena raro pero es mi libro favorito. Desde que lo tuve en mis manos por primera vez me convertí en fan. Lo leí, lo estudié, lo desmenusé y lo amé. Amé desde entonces al ahora Papa Emérito Benedicto XVI, en ese entonces Card. Joseph Ratzinger y me dediqué a darlo a conocer.
Película Favorita: Marcelino Pan y Vino.....
-Estaba pensando:¿Dónde estará tu madre?
- Con la tuya
-Y como son? Que hacen las madres?
-Dar Marcelino, siempre dar
-y ¿Qué dan?
-Dan todo, se dan a si mismas, dan a los hijos sus vidas y la luz de sus ojos…hasta quedarse viejas y arrugadas..
-¿Y feas?
- Feas no Marcelino, las madres nunca son feas.
Qué me inspiró a hacer el blog. El hecho de ya no poder hacer un apostolado (catequesis) en la parroquia o en la diócesis en donde me había mantenido activa. Así que busqué por este medio seguir comunicando la buena nueva a quienes se acercaran al blog... inicié con Diseños Católicos, luego agregué Tarjetas y Oraciones Católicas y en esta Cuaresma inicié el de Mis Propósitos... pero creo que Tarjetas se ha convertido en mi favorito, sin descuidar los otros.
Que les diría a los que comienzan a educar en casa: Pues no sabría que decirles, tan solo que se pongan en contacto con Martha pues estoy segura que su experiencia, entrega y solicitud por la educación de Emma es ejemplar y pueden aprender mucho.
En otro plano muy distinto me tocó educar a mi hija con deficiencia mental y ha sido la razón de mi vida. Si me hacen la pregunta: ¿cómo te defines a tí misma, o cómo te describes? mi respuesta contundente es: Soy la mamá de Helena.
Consejo de mamá a mamá: primero el amor y después el amor y luego mas amor.
Ahora me toca conceder el premio a cinco blogueros más:
Podría poner otros tantos más......Cada uno es en su ramo, maravilloso, unos son muy conocidos y visitados, otros no tanto pero no por eso menos buenos y edificantes. Con todos siento profunda admiración y gratitud."

domingo, 31 de marzo de 2013

Ha resucitado!!!

Este pasado sábado hemos compartido con muchos feligreses, la misa de vigilia de resurrección en nuestra Capilla. Han sido momentos intensos, como toda la semana santa, momentos en los cuales nos sentimos acompañados por Jesús y sus sencillas palabras. Queremos agradecer a todos los que se acercaron a la capilla, el jueves en el lavado de pies, el viernes en el Vía Crucis, y el sábado, donde anunciamos con gozo Jesús ha resucitado!!!















¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo?

Del santo Evangelio según san Juan 20, 1-9 

El día después del sábado, María Magdalena fue al sepulcro muy de mañana cuando aún era de noche, y vio que la piedra del sepulcro estaba movida. Echa a correr y llega donde Simón Pedro y donde el otro discípulo a quien Jesús quería y les dice: «Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto». Salieron Pedro y el otro discípulo, y se encaminaron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió por delante más rápido que Pedro, y llegó primero al sepulcro. Se inclinó y vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve las vendas en el suelo, y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a las vendas, sino plegado en un lugar aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó. 


"...Sin embargo, no siempre resulta fácil creer en Cristo resucitado, aunque nos parezca una paradoja. Una de las cosas que más me llaman la atención de los pasajes evangélicos de la Pascua es, precisamente, la gran resistencia de todos los discípulos para creer en la resurrección de su Señor. Nadie da crédito a lo que ven sus ojos: ni las mujeres, ni María Magdalena, ni los apóstoles -a pesar de que se les aparece en diversas ocasiones después de resucitar de entre los muertos-, ni Tomás, ni los discípulos de Emaús. Y nuestro Señor tendrá que echarles en cara su incredulidad y dureza de corazón. El único que parece abrirse a la fe es el apóstol Juan, tal como nos lo narra el Evangelio de hoy. 

Pedro y Juan han acudido presurosos al sepulcro, muy de mañana, cuando las mujeres han venido a anunciarles, despavoridas, que no han hallado el cuerpo del Señor. Piensan que alguien lo ha robado y les horroriza la idea. Los discípulos vienen entonces al monumento, y no encuentran nada. Todo como lo han dicho las mujeres. Pero Juan, el predilecto, ya ha comenzado a entrar en el misterio: ve las vendas en el suelo y el sudario enrollado aparte. Y comenta: “Vio y creyó”. Y confiesa ingenuamente su falta de fe y de comprensión de las palabras anunciadas por el Señor: "Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que Él debía de resucitar de entre los muertos". 

¿Qué fue lo que vio esa mañana? Seguramente la sábana santa en perfectas condiciones, no rota ni rasgada por ninguna parte. Intacta, como la habían dejado en el momento de la sepultura. Sólo que ahora está vacía, como desinflada; como si el cuerpo de Jesús se hubiera desaparecido sin dejar ni rastro. Entendió entonces lo sucedido: ¡había resucitado! Pero Juan vio sólo unos indicios, y con su fe llegó mucho más allá de lo que veían sus sentidos. Con los ojos del cuerpo vio unas vendas, pero con los ojos del alma descubrió al Resucitado; con los ojos corporales vio una materia corruptible, pero con los ojos del espíritu vio al Dios vencedor de la muerte. 

Lo que nos enseñan todas las narraciones evangélicas de la Pascua es que, para descubrir y reconocer a Cristo resucitado, ya no basta mirarlo con los mismos ojos de antes. Es preciso entrar en una óptica distinta, en una dimensión nueva: la de la fe. Todos los días que van desde la resurrección hasta la ascensión del Señor al cielo será otro período importantísimo para la vida de los apóstoles. Jesús los enseñará ahora a saber reconocerlo por medio de los signos, por los indicios. Ya no será la evidencia natural, como antes, sino su presencia espiritual la que los guiará. Y así será a partir de ahora su acción en la vida de la Iglesia. 

Eso les pasó a los discípulos. Y eso nos ocurre también a nosotros. Al igual que a ellos, Cristo se nos "aparece" constantemente en nuestra vida de todos los días, pero muy difícilmente lo reconocemos. Porque nos falta la visión de la fe. Y hemos de aprender a descubrirlo y a experimentarlo en el fondo de nuestra alma por la fe y el amor. 

Y esta experiencia en la fe ha de llevarnos paulatinamente a una transformación interior de nuestro ser a la luz de Cristo resucitado. "El mensaje redentor de Pascua -como nos dice un autor espiritual contemporáneo- no es otra cosa que la purificación total del hombre, la liberación de sus egoísmos, de su sensualidad, de sus complejos; purificación que, aunque implica una fase de limpieza y saneamiento interior -por medio de los sacramentos- sin embargo, se realiza de manera positiva, con dones de plenitud, como es la iluminación del Espíritu, la vitalización del ser por una vida nueva, que desborda gozo y paz, suma de todos los bienes mesiánicos; en una palabra, la presencia del Señor resucitado". 
Fuente: P. Sergio Córdova LC - Catholic.net