martes, 8 de octubre de 2013

Vete, tu fe te ha salvado...

Lectura del santo evangelio según san Lucas (17,11-19):

Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían: «Jesús, maestro, ten compasión de nosotros.» 
Al verlos, les dijo: «ld a presentaros a los sacerdotes.» 
Y, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias. Éste era un samaritano.
Jesús tomó la palabra y dijo: «¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?» 
Y le dijo: «Levántate, vete; tu fe te ha salvado.»
Palabra del Señor
(ciudad redonda.com)

Cuántas veces nos quedamos sin agradecer a Dios las bendiciones que nos manda.
Es la condición humana, en las alegrías nos olvidamos y en las desgracias nos acordamos.
Esto me trae a cuento la situación actual de los laicos de mi comunidad.
Cuando hay que pedir por algún difunto, se visten las mejores ropas, se va a misa, se reza.
Después en todo el año no se los ve en el templo.
Parecen más importantes los muertos que los vivos.
El Papa Francisco nos está pidiendo constantemente que nos hagamos cargo del hermano que sufre, del que está sin techo, del desvalido. Y sin embargo, seguimos pidiendo por los muertos,que estoy segura, están muy contentos donde están y no necesitan nuestras oraciones.
Acción más que palabras. Sin descuidar la oración.
Con los pies en el suelo, la mirada en el cielo y una piolita que nos comunique, como la cometa.