domingo, 22 de marzo de 2015

Yo así no juego más...

Si mal no recuerdo, en la última cena Jesús partió el pan, lo dio a sus discípulos.
Un gesto sencillo cargado de significado. Partirse, ser pan, repartirse.
Desde pequeña recuerdo que los fieles en la misa ponían las manos como cuencos para recibir la hostia. Luego en la comunión, durante toda mi vida de pastoral juvenil, catequesis, adolescencia misionera, cursos bíblicos, discipulados, retiros, se realizaba el mismo gesto: las manos en cuenco para recibir a Jesús.
Cambia todo cambia...
Alguien llegó a decirme "a Jesús eso no le gusta"....a lo que yo respondí: "Hasta ahora no me ha llegado ninguna queja de Jesús".
Clarísimo el Concilio Vaticano II que permitió el gesto de recibir a Jesús en nuestras manos.
Ahora, ¿qué pasa? ¿Volvemos a la Edad Media?
Todo el trabajo de abrir las ventanas, dejar pasar el aire fresco, la nueva primavera de la iglesia, eso del Concilio Vaticano II....quedó en un libro, hemos retrocedido.
Y si la jerarquía de la iglesia retrocede en esto, los laicos estamos en el horno.
No esperen que la gente común siga participando de payasadas, de gestos tan armados que pierden sentido...yo me siento muy dolida.
Cuando una comunidad está acostumbrada a algo y luego viene cualquiera y cambia todo, modifica hábitos...la gente se aleja.
Yo así no juego más, me bajo de este carrusel, no quiero ser partícipe de esto que no es mi iglesia, la iglesia que defendía a muerte en pastoral juvenil.
No sé dónde quedó la iglesia sencilla, de gestos espontáneos y sentidos.
No sé qué pasó con la solidaridad, la humildad.
Hasta aquí llegué, no puedo más.
Seguiré de todas maneras poniendo mi opinión en las redes, en los medios, en donde siento que soy yo.
"Defender la alegría como una trinchera, 
defenderla del escándalo y la rutina, 
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias y las definitivas..." 
"Amor seco" en este otoño que se nos vino



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