martes, 19 de abril de 2011

Semana Santa...para reflexionar

Diario Bíblico: domingo 17 de abril de 2011 (Domingo de Ramos)

Categoria : Diario Bíblico
Primera lectura: Is 50, 4-7
No oculté el rostro a insultos; y sé que no quedaré avergonzado
Salmo responsorial: 21
Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has abandonado?
Segunda lectura: Flp 2,6-11
Se rebajó a sí mismo; por eso Dios lo levantó sobre todo
Evangelio: Mt 26,14 – 27,66
Relato de la Pasión y Muerte de Jesús
14Entonces uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, se dirigió a los sumos sacerdotes 15y les propuso:
–¿Qué me dan si lo entrego a ustedes?
Ellos se pusieron de acuerdo en treinta monedas de plata. 16Desde aquel momento buscaba una ocasión para entregarlo.
17El primer día de los Ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:
–¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?
18Él les contestó:
–Vayan a la ciudad, a la casa de tal persona, y díganle: El maestro dice: mi hora está próxima; en tu casa celebraré la Pascua con mis discípulos.
19Los discípulos prepararon la cena de Pascua siguiendo las instrucciones de Jesús.
20Al atardecer se puso a la mesa con los Doce. 21Mientras comían, les dijo:
–Les aseguro que uno de ustedes me va a entregar.
22Muy tristes, empezaron a preguntarle uno por uno:
–¿Soy yo, Señor?
23Él contestó:
–El que se ha servido de la misma fuente que yo, ése me entregará. 24El Hijo del Hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay de aquél por quien el Hijo del Hombre será entregado! Más le valdría a ese hombre no haber nacido.
25Le dijo Judas, el traidor:
–¿Soy yo, maestro?
Le respondió Jesús:
–Tú lo has dicho.
26Mientras cenaban, Jesús tomó pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio a sus discípulos diciendo:
–Tomen y coman, esto es mi cuerpo.
27Tomando la copa, pronunció la acción de gracias y se la dio diciendo:
–Beban todos de ella,

Comentario
“Mi Señor me ha dado una lengua de discípulo, para saber decir al abatido una palabra de aliento” El profeta quiere infundir ánimo y esperanza a su comunidad que aún está en el destierro, en Babilonia. Todavía no pueden creer en la liberación cercana. Las primeras comunidades cristianas, releyendo en el Antiguo Testamento estos cánticos del Servidor Sufriente de Yahvé, encontraron un profundo sentido para entender la fuerza liberadora del martirio de Jesús. La muerte y el dolor no son la última palabra de la historia. Hay un Dios de vida que vela sobre nosotros y nuestros acontecimientos.
Jesús se vació de toda codicia de poder, honor o riquezas. Despojó su corazón de cualquier ídolo para poder entregarse plenamente al servicio del proyecto liberador del Padre-Dios. Durante toda su vida mortal, pasó todos los días bregando para ser radicalmente fiel a Dios. La gran responsabilidad de Jesús nacida del amor al Padre y a los hermanos, especialmente a los más pobres y desamparados, le llevó a la fidelidad radical y a la obediencia absoluta a la voluntad de Dios. Lo que Dios busca es una obediencia incondicional para cumplir su plan de vida. La encontró en María, la esclava del Señor, y la encontró también en Jesús, el hijo amado. Éste fue el eje que movió toda la vida de Jesús, que lo llevó a su pasión, muerte y resurrección.
Al leer el evangelio de la Pasión de Jesús estamos meditando en el evangelio de la libertad y el amor vividos hasta el extremo. ¿Qué pretendía Judas al traicionar a Jesús? Sus razones para cometer esa traición pudieron ser su amor al dinero, la ambición, la envidia o la desilusión. En la medida en que alguien deja de estar de acuerdo con el proyecto en el que se creía comprometido, muchas veces llega a traicionarlo. Los relatos sobre la vida, muerte y resurrección de Jesús, sus palabras y acciones, tienen que servirnos a cada uno de nosotros, en estos días de Semana Santa, para alimentar nuestra fe y para dar forma y sentido a nuestra vida cristiana.  Cuanto más estemos dominados por la acción de Dios, tanto más obraremos como Dios mismo obra, y Dios no retiene para sí nada. Nos lo da todo en Jesús, que se da a sí mismo por amor. Él nos otorga participar de su propia vida, que es plenitud de vida. Es preciso volvernos a Jesús para que Dios nos invada y lo llene todo. La construcción del auténtico ser humano está en la adhesión incondicional a lo que Dios hace en el hombre: no se trata de hacer por nosotros mismos, sino de abrirnos a lo que Dios quiere hacer en nosotros; por eso decimos que la fe es una disposición para que Dios trabaje en nosotros y en el mundo.
En los personajes de la Pasión encontramos personas que golpearon, que juzgaron, que condenaron, que se aprovecharon del débil, que huyeron, que se lamentaron, que sufrieron con él, que lo traicionaron, que lo escarnecieron; y también personas a las que Jesús perdonó. La actitud de Jesús nos llama a revisar nuestras prácticas, ideas y actitudes. ¡Que hoy sea para nosotros verdaderamente Domingo de Ramos en la Pasión del Señor, donde lo importante es Jesús que entrega su vida y no simplemente los ramos de un domingo que no nos comprometen con el proyecto liberador del mismo Señor!

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